martes, 23 de diciembre de 2014

La comodidad

La comodidad estanca, nos quita movimiento no solo en lo mundano sino también en niveles más profundos de nuestra existencia. Cuando uno esta incómodo tiende a buscar la comodidad pero este proceso suele ser engorroso, por el contrario aceptar la incomodidad y no renegar de su existencia nos mantiene vivos y evolucionando. Aceptar la incomodidad no significa no hacer nada para modificarla, sino que cambiar lo que haya que cambiar pero disfrutar del proceso y de la falta de cosas. Todos queremos tener electricidad en nuestra casa, pero si en algún momento no tenemos es mucho mas sano aceptar esto y experimentar lo que toca que acumular enojos hasta que vuelva la corriente. Estar incómodo no es realmente estar incomodo, sino que uno decide estar incómodo. ¿Cual es el límite para la comodidad? Cada uno lo decide de acuerdo a lo que su ego pretende o sus tradiciones se lo imponen. Para un occidental de clase alta el mínimo de comodidades en una casa esta lejos de lo que podría soñar un afgano promedio. Pero el afgano es más probable que este conforme con lo poco que tiene, antes de que el rico diga “no quiero más”. Porque los limites no existen cuando la mente a través del ego nos domina. Cuando uno tiene la conciencia despierta la incomodidad deja de existir, porque para estar incomodo con lo exterior primero hay que estar incomodo interiormente, y si uno elige cambiar ese interior a través de la búsqueda de la comodidad externa nunca llena ese maldito vacío. En resumen, si uno está encaminado en su misión, nunca va a estar incómodo porque nunca va estar vacío.

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