martes, 23 de diciembre de 2014

El Miedo

El miedo nos gobierna, no solo influye en la mayoría de decisiones importantes que tomamos en nuestra vida, sino que nos genera ansiedad, angustia, sufrimiento y tantas otras emociones negativas para nuestra vida. Para mi tener miedo es una decisión personal en la mayoría de veces que lo sentimos. El miedo solo es real cuando nos está sucediendo algo en este instante, si nos apuntan con un arma es probable que sintamos un miedo real, un estado de alerta absoluto en nuestro cuerpo. Pero casi siempre el miedo es una creación de nuestra mente y eso no nos deja ser felices. Por miedo a cosas que supuestamente pueden pasar, y que por lo general nunca nos pasan, perdemos tiempo, energía y dejamos de disfrutar el presente. Por miedo pagamos un seguro por nuestras cosas materiales, olvidando que las cosas materiales no existen realmente y que si confiamos en la providencia, jamás nos va a faltar. Por miedo pagamos por medicina prepaga y nos olvidamos que la salud del cuerpo depende directamente de cuanto caso le estemos haciendo a nuestra conciencia, de cómo estemos vibrando. Y no es casualidad que nos metan miedo por los medios de comunicación, una sociedad con miedo esta insatisfecha y entonces consume mas para poder llenar ese vacío sin fondo que solo se llena con la falta de miedo. Sin miedo a nada somos felices, y se puede ser feliz. ¿Por qué tenemos miedo? Porque pensamos más allá de este momento. Si simplemente vivimos con intensidad el segundo en el que estamos, sin pensar en el pasado o el futuro, el miedo deja de existir. Salvo que este en peligro nuestra vida ahora, pero estas situaciones son para la mayoría de nosotros, muy pocas o ninguna en los años que pasamos en la tierra. Sin embargo, por miedo a algo que no existe dejamos de lado nuestros sueños, eso que sabemos que tenemos que hacer pero no nos animamos. Las generaciones anteriores a la nuestra también tenían miedo, entonces eso es lo que heredamos, y sin darnos cuenta, al tener miedo vibramos bajo. Y cuando la masa de gente vibra bajo y con miedo, las cosas que nos dan miedo terminan sucediendo, porque eso es lo que estamos esperando. Si pago por un seguro medico, inconsciente o conscientemente quiero que me pase algo que justifique ese gasto, o directamente voy al médico solo para que me revise. Pero desde el momento que pagamos por si se deteriora nuestra salud, estamos invitando a que nos pase algo malo. Porque la salud del cuerpo es un reflejo de nuestra conciencia, o lo que algunos llaman alma. Si estamos guardando algo que queremos decir o si no aceptamos lo que nos toca vivir nos enfermamos. Si negamos lo que nos pasa nos negamos a la vida, y si nuestra alma se niega a la vida nuestro cuerpo lo asimila. Cuando estamos inmersos en una situación de vida que no nos agrada tenemos varias opciones: negarla, cambiarla, huir de ella o aceptarla. Cuando la negamos es cuando sufrimos, o nos enojamos o nos deprimimos, porque no estamos aceptando que lo que pasa es lo que es. Hay veces en que podemos cambiarla, y no lo hacemos, pero si esta a nuestro alcance tenemos que hacerlo. Cuando no podemos cambiarla, podemos huir de ella, pero es una forma de no hacerse cargo de lo que nos toca vivir, aunque en casos  extremos es entendible, como huir de una guerra. Pero la clave en la mayoría de las situaciones que nos desagradan es aceptar lo que es sucede tal cual es. Desde perder un colectivo hasta la muerte de un ser querido. La aceptación es la clave para poder vivir enteramente el presente sin dejar lugar a los pensamientos negativos, ya que estos no van a solucionar nada. El que acepta lo que le toca vivir es la persona madura, la que se hace cargo ante todo de lo que le sucede. Si utilizamos mucho tiempo de nuestro día para recordar lo que vivimos o pensar en lo que haremos, es porque no tenemos conexión con el presente, y siempre lo que pasó o lo que pasará es mejor. Y así vivimos un presente que no existe, que simplemente es una eterna espera de lo que vendrá o un constante recuerdo de lo que fue. No se puede vivir nada fuera del ahora, sino es ahora ya no es. Gastamos fortunas, tiempo planeando, para lograr pequeños ratos de presente, de esos momentos en que somos plenos: un recital de música, unas vacaciones en la playa o un partido de fútbol. Pequeños momentos de ahora que compramos después de resignar cantidades enormes de presente. Pero todos esos ratos de plenitud se acaban, y entonces resignamos nuevamente días y días sin vivir el presente plenamente para comprar otro rato de ahora. Gastamos fortunas en cosas que no necesitamos pero que nos brindar un pequeño rato de presente pleno. Lo que no estamos viendo, es que ese presente pleno existe mas allá de todas estas cosas, uno puede estar plenamente disfrutando del ahora sin necesidad de incentivos externos.  Si esto suena imposible es porque nuestro ego nos esta dominando, en este momento no somos conciencia, sino que nuestra mente nos gobierna en lugar de ser una herramienta mas de nuestra conciencia. La mente es la que tiene miedo, la conciencia no. La mente va a morir junto con el cuerpo, por eso nuestro ego nos pide que acumulemos cosas en esta vida, que nos preocupemos por nuestra salud corporal antes de la espiritual. El ego hace que busquemos satisfacciones superficiales, nos distrae y no nos deja ser libres. Cuando me refiero a ser libres, me refiero a ser pura conciencia, que es lo que vamos a volver a ser cuando dejemos el cuerpo. El miedo no existe sino queremos que exista. Para tener miedo hay que estar pensando en algo que nos de miedo. ¿Te está sucediendo algo que realmente te haga tener miedo en este momento? Sin pensar la respuesta seguramente sea no. Ahora si nos ponemos a pensar en lo que vimos en televisión ayer, o lo que nos contaron el otro día, o traemos a la mente cualquier pensamiento negativo puede que aparezca algo de miedo. Está es una buena forma de darse cuenta que el miedo no existe, sino que necesita que nosotros lo traigamos a nuestra mente. Todo esto radica en que nos olvidamos que esta vida es solo un momento dentro de la eternidad en la que estamos sumergidos. Que este cuerpo es solo una forma que tomamos por un pequeño lapso de tiempo. Si realmente vislumbráramos la realidad de lo que somos, el miedo no sería mas que una anécdota de tiempos pasados, aunque probablemente en ese momento,  no vamos a pensar más en él porque vamos a estar viviendo plenamente el presente.