El miedo nos gobierna, no solo
influye en la mayoría de decisiones importantes que tomamos en nuestra vida,
sino que nos genera ansiedad, angustia, sufrimiento y tantas otras emociones
negativas para nuestra vida. Para mi tener miedo es una decisión personal en la
mayoría de veces que lo sentimos. El miedo solo es real cuando nos está
sucediendo algo en este instante, si nos apuntan con un arma es probable que
sintamos un miedo real, un estado de alerta absoluto en nuestro cuerpo. Pero
casi siempre el miedo es una creación de nuestra mente y eso no nos deja ser
felices. Por miedo a cosas que supuestamente pueden pasar, y que por lo general
nunca nos pasan, perdemos tiempo, energía y dejamos de disfrutar el presente.
Por miedo pagamos un seguro por nuestras cosas materiales, olvidando que las
cosas materiales no existen realmente y que si confiamos en la providencia,
jamás nos va a faltar. Por miedo pagamos por medicina prepaga y nos olvidamos
que la salud del cuerpo depende directamente de cuanto caso le estemos haciendo
a nuestra conciencia, de cómo estemos vibrando. Y no es casualidad que nos
metan miedo por los medios de comunicación, una sociedad con miedo esta
insatisfecha y entonces consume mas para poder llenar ese vacío sin fondo que
solo se llena con la falta de miedo. Sin miedo a nada somos felices, y se puede
ser feliz. ¿Por qué tenemos miedo? Porque pensamos más allá de este momento. Si
simplemente vivimos con intensidad el segundo en el que estamos, sin pensar en
el pasado o el futuro, el miedo deja de existir. Salvo que este en peligro
nuestra vida ahora, pero estas situaciones son para la mayoría de nosotros, muy
pocas o ninguna en los años que pasamos en la tierra. Sin embargo, por miedo a
algo que no existe dejamos de lado nuestros sueños, eso que sabemos que tenemos
que hacer pero no nos animamos. Las generaciones anteriores a la nuestra
también tenían miedo, entonces eso es lo que heredamos, y sin darnos cuenta, al
tener miedo vibramos bajo. Y cuando la masa de gente vibra bajo y con miedo,
las cosas que nos dan miedo terminan sucediendo, porque eso es lo que estamos
esperando. Si pago por un seguro medico, inconsciente o conscientemente quiero
que me pase algo que justifique ese gasto, o directamente voy al médico solo
para que me revise. Pero desde el momento que pagamos por si se deteriora
nuestra salud, estamos invitando a que nos pase algo malo. Porque la salud del
cuerpo es un reflejo de nuestra conciencia, o lo que algunos llaman alma. Si
estamos guardando algo que queremos decir o si no aceptamos lo que nos toca
vivir nos enfermamos. Si negamos lo que nos pasa nos negamos a la vida, y si
nuestra alma se niega a la vida nuestro cuerpo lo asimila. Cuando estamos
inmersos en una situación de vida que no nos agrada tenemos varias opciones:
negarla, cambiarla, huir de ella o aceptarla. Cuando la negamos es cuando
sufrimos, o nos enojamos o nos deprimimos, porque no estamos aceptando que lo que
pasa es lo que es. Hay veces en que podemos cambiarla, y no lo hacemos, pero si
esta a nuestro alcance tenemos que hacerlo. Cuando no podemos cambiarla,
podemos huir de ella, pero es una forma de no hacerse cargo de lo que nos toca
vivir, aunque en casos extremos es
entendible, como huir de una guerra. Pero la clave en la mayoría de las
situaciones que nos desagradan es aceptar lo que es sucede tal cual es. Desde
perder un colectivo hasta la muerte de un ser querido. La aceptación es la
clave para poder vivir enteramente el presente sin dejar lugar a los
pensamientos negativos, ya que estos no van a solucionar nada. El que acepta lo
que le toca vivir es la persona madura, la que se hace cargo ante todo de lo
que le sucede. Si utilizamos mucho tiempo de nuestro día para recordar lo que
vivimos o pensar en lo que haremos, es porque no tenemos conexión con el
presente, y siempre lo que pasó o lo que pasará es mejor. Y así vivimos un
presente que no existe, que simplemente es una eterna espera de lo que vendrá o
un constante recuerdo de lo que fue. No se puede vivir nada fuera del ahora,
sino es ahora ya no es. Gastamos fortunas, tiempo planeando, para lograr
pequeños ratos de presente, de esos momentos en que somos plenos: un recital de
música, unas vacaciones en la playa o un partido de fútbol. Pequeños momentos
de ahora que compramos después de resignar cantidades enormes de presente. Pero
todos esos ratos de plenitud se acaban, y entonces resignamos nuevamente días y
días sin vivir el presente plenamente para comprar otro rato de ahora. Gastamos
fortunas en cosas que no necesitamos pero que nos brindar un pequeño rato de
presente pleno. Lo que no estamos viendo, es que ese presente pleno existe mas
allá de todas estas cosas, uno puede estar plenamente disfrutando del ahora sin
necesidad de incentivos externos. Si esto
suena imposible es porque nuestro ego nos esta dominando, en este momento no
somos conciencia, sino que nuestra mente nos gobierna en lugar de ser una
herramienta mas de nuestra conciencia. La mente es la que tiene miedo, la
conciencia no. La mente va a morir junto con el cuerpo, por eso nuestro ego nos
pide que acumulemos cosas en esta vida, que nos preocupemos por nuestra salud
corporal antes de la espiritual. El ego hace que busquemos satisfacciones
superficiales, nos distrae y no nos deja ser libres. Cuando me refiero a ser
libres, me refiero a ser pura conciencia, que es lo que vamos a volver a ser
cuando dejemos el cuerpo. El miedo no existe sino queremos que exista. Para
tener miedo hay que estar pensando en algo que nos de miedo. ¿Te está
sucediendo algo que realmente te haga tener miedo en este momento? Sin pensar
la respuesta seguramente sea no. Ahora si nos ponemos a pensar en lo que vimos
en televisión ayer, o lo que nos contaron el otro día, o traemos a la mente
cualquier pensamiento negativo puede que aparezca algo de miedo. Está es una
buena forma de darse cuenta que el miedo no existe, sino que necesita que
nosotros lo traigamos a nuestra mente. Todo esto radica en que nos olvidamos que
esta vida es solo un momento dentro de la eternidad en la que estamos
sumergidos. Que este cuerpo es solo una forma que tomamos por un pequeño lapso
de tiempo. Si realmente vislumbráramos la realidad de lo que somos, el miedo no
sería mas que una anécdota de tiempos pasados, aunque probablemente en ese
momento, no vamos a pensar más en él
porque vamos a estar viviendo plenamente el presente.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Aguante
Publicar un comentario