La ignorancia voluntaria es el
hecho de no querer saber algo a propósito, o simplemente elegir creer en lo que
nos dicen sin hacer más averiguaciones. Esta ignorancia voluntaria es una pieza
fundamental en el funcionamiento del sistema de consumo actual. Elegimos no
saber que hay detrás de todo lo que consumimos para poder seguir consumiendo
sin preocupaciones. Basta una buena presentación y una linda publicidad para
que decidamos consumir algo. Pero nos equivocamos al creer en lo que nos dicen
sin hacernos preguntas. Hay muchas corporaciones que a fuerza de publicidad
lograron que millones de personas crean en sus productos, y los paguen bien
caros. Desde una coca cola con sus elevadísimas cantidades de azúcar hasta una
camiseta de fútbol hecha por un niño en China la cual pagamos una fortuna. No nos
importa que tenga la gaseosa mientras sea rica o quién hizo la camiseta
mientras nos quede bonita. Simplemente compramos y no preguntamos porque así es
como el sistema que nos tiene en su bolsillo nos manda. Y cuando alguien
cercano a nosotros empieza a cuestionarse lo descalificamos porque no queremos
escuchar nada que perjudique nuestro consumir diario. Suiza es un claro ejemplo
de una sociedad que vive plenamente la ignorancia voluntaria, porque es un país
donde la gente no ensucia las calles, no hay robos, y todo funciona como esta
planeado. Sin embargo, Suiza no solo es un país rico por la venta de relojes y
chocolates, sino que es donde gran parte del dinero sucio del mundo es alojado
y en secreto. Un secreto que a ningún suizo le gusta escuchar.
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