viernes, 5 de febrero de 2010

Felicidad y muerte


Un buen parámetro para medir nuestro nivel de felicidad es la muerte. Morir no hace feliz a nadie mas que los suicidas y las personas agonizantes (en especial a la señora Eutanasia). No es la muerte en sí la que nos da felicidad, sino al revés: si hoy estoy preparado para morir entonces soy feliz. Uno puede comprobar en cualquier momento si realmente es feliz, solamente hay que pensar en que la muerte nos visite en ese preciso instante. Si uno siente que puede morir en ese momento entonces uno es feliz. Si en lugar de sentirse preparado, se tiene una sensación de cosas inconclusas uno no es feliz. Cada encuentro con un ser querido tiene que ser una despedida. Por las dudas. No hay que deber mas de lo necesario, hay que ser feliz. Nadie puede ser feliz pensando que en cualquier momento puede abandonar el mundo, no es esa la idea. Hay que explotar el potencial que nos da la muerte, ese factor sorpresa. Es una gran ayuda a la hora de tomar decisiones, si total vamos a morir. La parca camina entre nosotros, en vez de temerle hay que hacerse amigo: competir contra ella es un partido perdido. Muchas veces dejamos de disfrutar la vida para asegurarnos un futuro feliz. ¿Por qué tenemos tanta seguridad que ese futuro va a existir? Es bueno cuidar el cuerpo, no sólo por el futuro, sino mas bien para el presente. Es una tarea muy difícil porque cuando uno no tiene cigarrillos la muerte siempre nos convida uno. Hay que vivir feliz de morir en cualquier momento, ¿o hay alguien que le gusten los finales cantados?