viernes, 27 de noviembre de 2009

No quiero oro



Un día alguien decidió que el oro era muy valioso. Y todos empezaron a querer oro. Y el oro empezó a querer los dedos y los cuellos mas que la oscuridad de las minas. Si nos sinceramos es posible que lleguemos a la conclusión de que el oro no es necesario para nuestras vidas. Pero el oro maneja nuestros bolsillos a su criterio, y esos papeles que usamos para pagar las cuentas están respaldados con oro en la boveda de un banco. El oro vale tanto como nosotros dejamos que valga. Como el oro es valioso desde que nacemos, es muy difícil aceptar que estuvimos toda la vida equivocados pensando que el oro vale mucho, por eso lo dejamos así como esta. Dicen que la piel recibe al oro mejor que a ningún otro metal, los imanes humanos atraen oro a sus cuerpos.

lunes, 16 de marzo de 2009

El Chino


El Chino tiene 47 años pero aparenta muchos mas. Está preso desde hace 11 años y pico por homicidio. Dice que hoy es una persona muy diferente a aquella que salía robar y hasta mató. El sueña con la libertad. No para volver a matar o robar, es más, dice que si pudiera volver el tiempo atrás no haría lo mismo. Está arrepentido. Hace un año aprendió a leer y escribir porque cree que de esa forma va a conseguir un trabajo digno. Pero sabe que sus antecedentes son mas que pesados. Sabe que lo que hizo lo va a marcar de por vida en todos los ámbitos. Pero se ilusiona con que un día la sociedad le de una oportunidad de trabajar. El Chino es una buena persona: retraído, observador, amable. El Chino no es el culpable de la situación de inseguridad actual. Él está preso desde mucho antes. Sin embargo cuando salga en libertad sus antecedentes le van a jugar en contra. El Chino va a buscar trabajo, estoy seguro. Pero sino consigue va a tener que buscar caminos alternativos para ganar plata. Él no quiere volver a robar, pero tampoco va a morir de hambre. El Chino sueña con un futuro lleno de oportunidades pero sabe que a lo sumo, va a tener una.

miércoles, 28 de enero de 2009

Dueños de nuestra tierra

Mucha gente dice ser dueña del pedazo de tierra en el que mora. Muchos le pagan a quien dice ser dueño del terreno donde vive. Un anciano escribe un testamento y deja sus propiedades a sus herederos. Curioso es pensar como esa tierra llegó a pertenecer a ese anciano. Pudo haberla comprado o pudo haberla heredado, pero en realidad ese chalet en las sierras nunca fue suyo, ni la quinta de fin de semana, ni el sexto piso del resto de la semana. El abuelo del anciano o su abuelo debió decidir un día que ese terreno le pertenecía. Lo pudo decidir por sus amistades, o por su estrato social o por tener la escopeta mas temida. El suelo americano es y será de los americanos. De los americanos que son americanos antes de que el término América exista. Los reales dueños de la tierra son pobres. Un jovencito que camina dos horas diarias para asistir a una escuela en la Puna no sabe que sus propiedades heredadas lo hacen millonario, ya que su bisabuelo era el real dueño de ese campo que ahora es decorado con alambres. ¿Cómo es posible que la gente que peor vive en nuestro continente sean los dueños reales de toda su extensión?. Iván tiene 7 años y vive en Bolivia. Ivancito es dueño del pueblo donde vende helados para poder comer. Sin embargo nadie se lo reconoce porque no tiene un título de propiedad. Ivancito no sabe todo esto, y vive feliz. Pero tiene que pagar para vivir en el mismo lugar que vivieron cientos de generaciones de su familia. El es un pequeño ejemplo de un fenómeno que se repite una y otra vez en todo nuestro continente. Pero la vida no es tan difícil para todos, menos si uno pertenece a la tribu Benetton del Sur.