viernes, 25 de julio de 2008

Hay lugar para todos

Comprar un piso en una zona céntrica de cualquier ciudad es muy caro. Hay gente que se endeuda por treinta años para tener un pedazo de tierra en un barrio exclusivo, también hay quienes optan por gastar una millonada por un cuatro paredes en Puerto Madero. Si hay lugar de sobra en la tierra, ¿cuál es la necesidad de amontonarnos? Hace 20 años atrás es posible que el argumento de que uno necesita estar donde está el dinero era convincente, pero hoy en día y con la tecnología que hay uno puede hacer sus tareas desde cualquier parte del globo terráqueo. Uno puede ver a Jorge Rial estando en Japón (su programa ya es un éxito en los comedores de Toyota), un escritor puede consultar cualquier biblioteca por internet y hasta conseguir una bibliotecaria nudista. La globalización existe desde que se invento la piñata. Un músico puede componer, grabar y dar sus recitales desde su casa en Las Toninas y hacer agitar Laferrere desde allí. Hasta hay muchos ladrones que hacen su labor sentados en una computadora mientras suben fotos al Facebook. Uno si realmente se lo propone puede vivir lejos del tránsito de la ciudad. También es cierto que muchas cosas se perderían al estar lejos: ir al bar de siempre, compran en el chino de la cuadra e ir a las marchas del M.M.P.L.L.D.L.G.U.P.H.H.E.Mc. (Movimiento Maoista Por La Liberación De Los Gusanos Usados Para Hacer Hamburguesas En McDonalds). Lugar hay por todos lados, hasta si uno se lo propone puede tener mucho lugar aún viviendo en un ambiente pequeño. Hay quienes prefieren esperar las vacaciones para disfrutar del tiempo. Dicen que los cerebros de los genios hacen turismo aventura en las cabezas de las modelos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es verdad, me mudo a Tayikistán...total