jueves, 26 de septiembre de 2013

La realidad

Para mi la realidad es mucho mas manejable de lo que creemos normalmente. Si logramos conocernos profundamente y seguimos a esos infinitos impulsos, que no son mas que nosotros mismos en un grado absoluto de sinceridad, podemos descubrir que lo que llamamos realidad no es mas que una mezcla de nuestras elecciones y las elecciones de otros humanos, que nos afectan. Y podemos tomar distancia de ella para verla mas clara, como un pintor que da un paso atrás para ver su obra antes de dar una nueva pincelada. Lo mas conveniente de seguir estos viscerales impulsos es que nunca nos vamos a arrepentir de seguirlos, eso si, no hablo de cualquier impulso, hablo de aquellos que están firmes, los insistentes. Pero siempre aparece el miedo, el rey de cabezas, el padre de las dudas que nos hace preferir una realidad impuesta por otros antes de una propia. Pero la realidad nunca es propia de un individuo, es propia cuando se habla de todos los seres que conviven en un espacio físico, porque ahí es donde se desarrolla gran parte de ella. Y es mas fácil espantar una manada de ovejas, que una oveja terca. Y vamos como manada a donde nos dice nuestro perro guardián. Todos tenemos esos impulsos, y siempre son buenos, siempre. No hay gente mala, hay gente demasiado sorda como para escucharse a si mismo. Y muchos nos alejamos de nosotros mismos perdiéndonos en un abismo de ideas de otros. Y perdemos nuestra identidad, le ponemos un bozal a esos ladridos internos que nos dicen algo muy simple: que no nos engañemos a nosotros mismos. Que no lo hagamos a ningún grado, sin tregua, sin tiempos de ventaja. Todos tenemos grabado en nuestro interior lo que tenemos que hacer con ella, cuando creemos que no, solamente estamos bloqueando lo que sabemos que tenemos que hacer. Por supuesto en la mayoría de los casos es el miedo. Hay gente que actúa con miedo y la realidad de miles cambia. Hay gente que pareciera que borró su disco duro, que mató sus impulsos eternos. Y eso complica mas la realidad de todos, pareciera que para lograr el poder en este mundo hay que ir contra la gente, y contra uno mismo. Seguir nuestros impulsos no es solo hacernos un favor a nosotros mismos, es hacerle un favor al resto de la gente, porque la gente que es fiel a si mismo contagia. Como una gripe, los seres sinceros contagian y muchas veces de una manera crónica. Si los pudientes siguieran aquello que tienen mas al fondo que la casa y el auto, los no pudientes también podrían elegir una realidad mejor que la impuesta. La realidad puede cambiar pero no hay que tener miedo.

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