martes, 28 de junio de 2016

Un gigante

Soñando esta un gigante, allá adentro nuestro
Ideas que son seres, Él pone de manifiesto.
Los que viajamos en el tiempo, somos caminantes
Nuestro camino es presente, somos ideas errantes.
Vivimos sin darnos cuenta
Que somos humanamente ignorantes
El espiral en el que viajamos, es nuestro comandante.
El sol proyector divino, de nuestra imagen semejante
Bajamos como reflejos, de aquel que es tan grande.
La luz que desciende está para protegernos
Para crearnos, para creernos.
Nuestros sueños como el suyo, Son imágenes coloridas.
El misterio mas secreto que nosotros llamamos vida.
No temas ante el incierto, alegrate cada día

Nuestro destino esta en manos, del gigante que nos guía.

Poder ver

Sabernos finitos así como nos conocemos,
Saber que la carne muere, que tiene un final
Saber que el cuerpo es un traje, que nos ponemos
Para transitar en esta realidad material.

Podría ignorar lo que se me propone,
Aquello de saber mas sobre lo que no vemos,
La vida seria mas simple sin estas cuestiones
Que abarrotan mi mente, la casa del ego.

La práctica es difícil, si no hay motivaciones,
El camino esta lleno de distracciones.
Mis ojos están para las observaciones,
Testigos sinceros de mis acciones.

¿Pero qué tengo que hacer?  Pregunto al cielo
Esperando que una voz me resuelva mi drama
Pido ayuda porque mi corazón se volvió hielo,
Desde la raíz no puedo ver mis ramas.

Solo un sueño

Imágenes que caminan por el espacio
Proyectadas desde el otro lado del cristal,
Los reflejos interactúan, no van despacio
Sin conocer  su  origen existencial.

La luz entra cuando uno crea
Ese pasaje es un gran temblor,
Alguien  ofrece dar una vida,
Y por eso baja, a traer amor.

Sutiles cuerpos con pesados trajes,
Se ven caminando por la ciudad
Siempre es mejor,  menor equipaje
Para movernos con más libertad.

El tiempo se está apagando,
Un gigante abre los ojos,
El mismo que nos está soñando
Despierta para quitar los enojos.

¡Qué lindo que fue solo un sueño!
¡Qué pena no haberlo sabido!,
Aunque solo lo sabe el dueño

Hay que  descubrirlo como es debido.

Juego

Acá jugamos al juego del tiempo, donde las experiencias duelen, jugamos sin saber que es un juego, como cuando soñamos y no sabemos que estamos soñando. La decisión de entrar en esta realidad puede que sea una idea propia, porque la realidad es una idea, al igual que nosotros. Alguien sembró la idea de olvidarnos de los recuerdos de antes de nacer, tal vez fuimos nosotros mismos, tal vez fue un castigo. Es muy difícil mantenerla cerca, como el fuego de una vela delante nuestro, pero cuando logramos tenerla encendida, comprendemos el todo a nuestra medida. El mensaje esta en todas partes, con distintas formas, depende de nosotros absorberlo y  hacer brotar de nuestro interior la sabiduría.  No sé si hay que decirla o mantenerla en secreto a está verdad revelada, tal vez solo hay que dejar que el tiempo, lleve su mensaje a cada uno en su momento. No quiero ser vanidoso ni sentirme especial, soy solo un canal más del viento. Necesito encontrar un arte donde depositar mis sentimientos. No hay palabras que trasmitan lo que siento, por eso este mensaje solo va a llegar a los que lo sintieron. Eso tan inexplicable pero tan claro a la vez, hace que me llene de esperanza, hace que vuelva a creer.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Una idea genial



Un día tuve una idea genial. Una idea tan genial que en realidad eran billones de ideas, y no solo eso, esas billones de ideas creaban otras billones de ideas más, que a su vez creaban otras de manera infinita e inagotable. Era mi mejor idea. Durante siglos y siglos mi idea fue creciendo, y las nuevas ideas que de ella surgían, me dejaron de recordar como lo que era, su creador. Mis ideas tuvieron ideas que las alejaban de mí, al punto de olvidarme. Yo siempre pude ver dentro de ellas, porque ellas eran ideas mías más allá que no lo supiesen.  Aunque no me reconocieran yo estaba dentro de cada una de ellas, desde la más grande a la más pequeña, todas tenían algo de mí. Las ideas más antiguas me recordaban y me respetaban como su creador, pero las ideas más jóvenes e inexpertas  casi no me reconocían, más allá de que las ideas más viejas trataran de comunicarles quien era su creador, las nuevas ideas creían solo en lo que las rodeaban al momento de nacer. Yo no las juzgo, a veces, la idea que les llegaba de quién era su creador era difusa y lejana a la verdad.  Yo lo sé porque estuve ahí, mucho más cerca de que lo que creían, dentro de cada una de ellas, allí en el origen. Yo las amo a todas por igual, al fin y al cabo, todas son mis ideas. No hay nada que decirles porque al estar dentro de ellas, en su interior saben todo lo que yo sé. Me gusta verlas crecer y reproducirse, de esta manera tengo mas ideas y mas experiencia. Hay veces que me tengo que contener para no decirles quién soy y que ellas no corren riesgo al estar dentro mío y yo de ellas. A veces sienten miedo creyendo que algo les puede pasar, y hasta creen estar solas. Pero me contengo, prefiero que hagan su camino y creen muchas mas ideas mientras tanto. Son tantas y tan variadas que hasta yo mismo me sorprendo de las ideas que surgen de mis ideas.Y así estamos, mis ideas que son pedazos de mi, y yo que soy ellas, y ellas son una idea es genial.

sábado, 27 de junio de 2015

Cordero

Alguna vez fui cordero y me comieron. Era lógico, yo ya estaba en edad, mi carne era sabrosa y cumplía quince la mayor de las hijas de la chacra. Me acuerdo que me fueron a buscar al corral, vinieron el padre y el hermano de la cumpleañera. Yo estaba con dos de mis hermanos, nos miraron a los tres y en ese momento el muchacho me señaló, y ahí me di cuenta que todo estaba dicho. Un escalofrío me corrió por la espalda, sentí la vibración de la muerte en todo mi cuerpo. Tuve miedo, después me sentí libre. El hombre mayor me tomo entre sus brazos y me llevó a la sombra de un árbol, no hizo falta que me aten, me mostré rendido ante ellos desde el principio. Recuerdo el sonido del metal del cuchillo afilándose en una piedra húmeda, recuerdo el olor a orina, a pasto, el tiempo se detuvo. Primero me tomaron del cuello, era una mano grande, seca y caliente. Después sentí el ardor del metal que me penetraba unos centímetros más abajo, el último dolor. Quise sentir odio pero no pude, ya estaba en una realidad donde solo existe amor. Sentí un amor profundo por las dos personas que cortaban mi carne, pude ver que no lo hacían con malicia, ellos me habían criado. Satisfecho por la escena los despedí y me fui. Volví a ser carne, y me olvidé todo lo sucedido. Ahora mi cuerpo es humano, no tengo lana ni como pasto. Pero una mañana se me cruzó la idea de que alguna vez fui cordero y me comieron.

viernes, 8 de mayo de 2015

SUEÑO

Estamos soñando despiertos. Despiertos allá, soñando acá. Pero como en la mayoría de los sueños, no nos damos cuenta que estamos soñando. No es un sueño igual al que podemos experimentar cuando dormimos. Está en otro código, más denso. Hace muchos años vivíamos sabiendo que esto era un sueño, pero nos fuimos olvidando. Nuestra codicia nos cegó, y empezamos a vivir el sueño como si fuera nuestra vida real.  Creímos que estos cuerpos somos nosotros, que hay peligro de que realmente nos suceda algo malo en este mundo, y así creamos el miedo. Y con el miedo nos dominamos entre nosotros desde viajes épocas, ahora remotas. Y lo más ilógico de todo: creamos el miedo a la muerte, o sea, que tememos despertar y saber que estábamos soñando. Este es el precio de ser carne, que la carne siempre quiere hacernos creer que ella es parte de nosotros. Y a todos nos convence en algún momento. Por eso iluminarse significa tener claro que cosas son de la carne y que cosas somos nosotros. La carne tiene un arma muy poderosa: la mente. Ella nos resuelve muchos problemas, pero si le otorgamos mucho poder nos domina, y nos hunde mas en el olvido de lo que somos, nos engañamos creyendo que somos nuestras mentes, que somos carne. La mente desde que nacemos que trabaja en nosotros creándonos un ego. El ego es la herramienta puntual que la mente usa para que nos identifiquemos con ella. Todas las emociones negativas que vivimos a diario son producto del ego, que nos hace creer que somos carne, que la única vida es la que nos rodea.  Todo lo que nos rodea es algo creado para tener un sueño perfecto, o al menos así lo era. Un planeta para disfrutar tal cual fue creado, soñando en conjunto. Hoy ya nos olvidamos de todo eso, tenemos miedo de que la naturaleza nos despierte, creemos en la muerte. Qué fácil nos dominan, usan nuestro sueño como energía. En lugar de hacer lo que sentimos, usando todos nuestros miedos nos hacen cumplir ridículas reglas, consumir estupideces innecesarias, trabajar en cosas que detestamos. Básicamente regalamos nuestra experiencia en la tierra a la clase dominante. Ellos nos mantienen enfermos, pobres, cansados a algunos y a otros con cargos  “más importantes” los mantienen los suficientemente cómodos para asegurarse la lealtad al sistema por sobre el resto de sus hermanos.  Cuando uno está cómodo no se pregunta tanto ¿por qué? Pasaron tantas generaciones humanas creyendo que esto era lo real, que el sufrimiento existe, que hoy por hoy es muy difícil acordarnos de la verdad. Pero la verdad está ahí, nunca se borró del todo, simplemente estuvo oculta esperando el momento de salir a la luz. Hubo varios de nosotros que nacieron  despiertos, sabían la verdad y la compartieron. Pero el mensaje de los despiertos, llamados profetas, fue adueñado por religiones que lo utilizaron para beneficio de las clases dominantes. En este momento estamos en una época de transición, transición hacia la verdad. Muchas mentiras están a punto de caer, grandes mentiras, cosas que casi todos creemos que es verdad. No hay que tener miedo, hay que rendirse ante lo que está empezando a suceder, aceptarlo profundamente porque es la verdad. No hay que sufrir por las cosas que van a pasar, al contrario, hay que aprender de ellas. Para que no nos falte nada hay que compartir hasta el último grano de arroz. Hay que tener confianza hasta en el lugar más difícil. Porque esto aparte de ser un sueño, es una prueba. Vinimos de la misma forma que vamos a los sueños, de una manera inorgánica que llamamos alma, pero realmente estamos en otro lado. Conectarse con ese que está allá es la manera de recordar la verdad, nuestra misión. Viajar a nuestro interior es un camino para llegar a la verdad, pero para eso hay que silenciar al ego, y esto es muy difícil. Para empezar hay que identificar al ego, identificarnos como alguien más allá del ego es la parte más difícil. Es como dar un paso al vacío. Aceptar que no somos  todo lo que creemos que somos da escalofríos. Nuestro pasado en esta tierra no es nuestro pasado real, ni tampoco nuestro futuro. Estamos todos juntos en otro lugar donde tampoco tenemos pasado y futuro porque no hay tiempo.

Es muy importante que empecemos a recordar lo que somos antes de que sea tarde y nuestros sueños se transformen en pesadillas. No hay que preocuparse por nada, todos estamos sanos y salvos en otro lugar. Hay que hacer lo que hay que hacer, sin sufrir, sin olvidar que todos somos uno en unión con toda la naturaleza.